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La plantita
Archibaldo comienza mal el día. Protestas, regañinas, frustraciones y un gran
enfado con sus padres. A él le parece que los adultos solo quieren llevarle la
contraria a los hijos.
Al día siguiente, el papá y la mamá lo llevan a un gran parque. Allí hay
un jardinero haciendo su trabajo. La mamá, entonces, le cuenta que los
padres son como jardineros. Le explica cómo al principio tienen un brote
al que deben alimentar, cuidar, regar, observar, escuchar, acompañar en su
crecimiento. No saben qué aspecto tendrá su plantita, pero sí que tienen
que darle sol, aire y abono. La protegen de las caídas y de las inclemencias
del tiempo. A veces los jardineros se equivocan o están desconcertados...
No son infalibles, pero poco a poco van aprendiendo hasta que la plantita
se convierte en un árbol fuerte y resistente. Por fin, la mamá de Archibaldo le
dice que el trabajo de un jardinero no termina nunca. El árbol sigue creciendo
y maravillándolos.
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